Lenia Batres Guadarrama
Sobre los conflictos sexuales hay diversos prejuicios que impiden que quienes los padecen acepten, o sepan siquiera sepan, que los pueden tener. Sin embargo, son fenómenos comunes que nada tienen que avergonzar.
Las disfunciones sexuales rara vez se presentan de manera absoluta. Aunque actualmente se pone en duda la existencia misma de algunas de ellas, como la frigidez, los especialistas suelen agruparlas en cinco: frigidez, disfunción orgásmica femenina, vaginismo, impotencia, eyaculación retardada y eyaculación precoz. ¿En qué consisten?
Frigidez
Cuando se presenta este tipo de problema, la mujer no experimenta sensaciones er¢ticas ni placer sexual. Sus actitudes respecto del sexo varían. Puede sentir rechazo, no sentir nada o incluso disfrutar el contacto físico.
Inconscientemente, quien la padece no puede permitirse placer sexual. Ello se puede deber a que posean temor a sentir traumas, que sientan hostilidad hacia los hombres en general o específicamente hacia la pareja, miedo al rechazo, ansiedad por su desempeño, culpa erótica, etcétera. La mujer que se considera “frígida" evita recibir estímulos, prohíbe a su pareja que la estimule o rechaza el placer del estímulo.
Disfunción orgásmica femenina
La mujer posee capacidad de respuesta, disfruta de las sensaciones eróticas y tiene reacciones físicas, pero experimenta dificultades para alcanzar el orgasmo. Antes se consideraba que este tipo de trastorno entraba dentro de la clasificación de "frigidez". Sin embargo, en este caso la mujer no carece de respuesta sexual ni tiende a negar su capacidad sensitiva.
Vaginismo
La mujer, después de un intento de coito, tiene una contracción total e involuntaria en la entrada de la vagina. La causa de esta disfunción es una reacción condicionada de los músculos que resguardan el sexo. Este condicionamiento puede deberse a cualquier fuente de dolor asociada con la penetración. También se cree que puede deberse a enfermedades físicas, miedos y/o culpas conscientes o inconscientes, o ataques sexuales traumáticos.
Este tipo de conflictos no se debe a obstrucciones físicas de la abertura vaginal, ni a un simple temor fóbico a la penetración. Sólo un especialista capaz puede diagnosticar la causa del vaginismo.
Impotencia
La erección es un reflejo nervioso que depende de un correcto nivel hormonal, la sana anatomía del pene, la adecuada provisión vascular y de un sistema nervioso en buen estado de funcionamiento. Cualquiera de estos aspectos puede provocar trastornos en el buen funcionamiento físico del individuo. Los especialistas afirman que la falta de erección puede deberse también trastornos conscientes o inconscientes en la relación amorosa: conflictos de poder, decepciones, etcétera; pero casi siempre su causa es simple: ansiedad por el desempeño, miedo al rechazo femenino, temor a la repetición de la dificultad de erección en alguna experiencia anterior, excesiva preocupación por la satisfacción de la mujer y culpa acerca del placer sexual.
Eyaculación retardada
Este trastorno se produce por una inhibición involuntaria del hombre. Este problema es similar a la disfunción orgásmica en las mujeres. El individuo que tiene esta dificultad puede sentir excitación sexual y tener erecciones normales, pero, aunque reciba un estímulo que debiera ser suficiente, no puede eyacular fácilmente. El extremo de la eyaculación retardada es el caso del individuo que nunca ha podido eyacular, sin embargo estos casos son escasísimos. También dentro de este tipo de problemas hay hombres que sólo pueden eyacular después de prácticas autoerotizantes.
Cuando el individuo está en un estado de excitación emocional, o bajo el dominio de algún tipo de inhibición puede surgir una reacción defensiva involuntaria que evita el buen funcionamiento de esos reflejos. Esta reacción defensiva puede repercutir en un exceso de control que impida liberar el reflejo eyaculatorio.
Hasta ahora no ha sido posible detectar causas distintas de este fenómeno de las que ocasionan la "impotencia". Es decir, puede surgir también por ansiedades superficiales por el buen desempeño, miedos al compromiso con la pareja, etcétera. Las causas son las mismas, sin embargo, el individuo con eyaculación retardada contiene inconscientemente su polución para evitar la ansiedad, mientras que el "impotente" permite que la ansiedad lo invada.
Eyaculación precoz
La eyaculación precoz es otra de las disfunciones más comunes en el hombre y la más fácil de superar. El individuo con eyaculación precoz alcanza el clímax muy r pido y la relación sexual suele ser decepcionante para los dos miembros de la pareja.
La causa de este fenómeno es la falta de un adecuado control voluntario sobre el reflejo eyaculatorio. Algunos reflejos están sujetos al control de la voluntad y otros no. La erección del hombre y la excitación de la mujer no pueden ser sometidos a la voluntad, sin embargo, la eyaculación y el orgasmo, s¡. Una persona normal puede demorar el orgasmo y dejarlo ascender cuando quiera. El eyaculador precoz no puede hacerlo y eyacula, en forma instantánea, cuando alcanza un nivel crítico de excitación.
La causa de todas estas disfunciones sexuales suele ser la misma: las implicaciones culturales que contienen nuestros comportamientos sexuales; principalmente el machismo, que lleva al hombre a sobreestimar su papel en la relación erótica y centrar todas sus actitudes en el buen funcionamiento de su órgano sexual, y a la mujer a asumir un papel pasivo que nunca termina de satisfacerla y le trae culpas y temores cuando intenta participar activamente en el acto amoroso.
Actualmente se piensa que no existen las disfunciones sexuales, sólo los problemas de pareja. Cuando no se pueden superar los prejuicios sobre la necesidad de los dos miembros de la pareja de tener satisfacción sexual --o la necesidad de la persona, cuando no se tiene vida sexual en pareja-- o alguno de ellos no logra comprender cómo puede, en concreto, ayudar a la obtención de placer de su compañero, es cuando las disfunciones sexuales permanecen.
Más aún cuando se supone que cada uno debe cumplir determinado papel y se es incapaz a comunicar a la pareja que existe tal disfunción.
La solución para cada uno de estos conflictos comienza tratando de apartar los temores inculcados hacia la sexualidad, principalmente durante la niñez de la persona, o superando traumas de ataques sexuales o complejos producidos porque la mujer o el hombre no corresponden al prototipo de galán, con determinadas características viriles, o de f‚mina, con determinado cuerpo hiperdeseable.
Todos estos tipos de problemas sexuales tienen solución. Los casos más difíciles de encontrar son los de frigidez en la mujer y de ausencia total de erección en el hombre, los más comunes son la eyaculación precoz y la falta de orgasmo de la mujer en la relación sexual. Sin embargo, todos los casos tienen solución, quizá los dos primeros son los únicos que requieran asesoría médica competente. En los demás casos, basta con informarse y humanizar la ansiedad que contamina la relación sexual de la pareja. La comunicación y la confianza con el compañero o compañera son el comienzo de una vida sexual satisfactoria y sana.
Información tomada de:
Manual ilustrado de terapia sexual, Kaplan, Helen Singer. Colección Relaciones Humanas
y Sexología, Ed. Grijalbo. México, 1986.