Menstruación

Lenia Batres Guadarrama 

Las primeras modificaciones físicas y la posibilidad de procrear comienzan en la pubertad y se manifiestan a través de la menstruación. Esta no debería ser traumatizante sino motivo de orgullo por la constatación de su condición femenina. Una mujer normal tiene dos ovarios, cada uno de los cuales es capaz de producir óvulos maduros. 

Durante cada mes únicamente es liberado un sólo óvulo de un solo ovario. A grandes rasgos, puede decirse que la ovulación se verifica cada mes en un ovario distinto. Pero no siempre es así, ya que puede suceder que un ovario ovule dos o tres veces sucesivas antes de que el otro experimente su ovulación correspondiente, que también puede producirse en serie. La menstruación se inicia cuando las hormonas segregadas por la glándula pituitaria llegan al ovario. Estas hormonas estimulan la secreción del estrógeno, el cual hace madurar una de las células del ovario transformándola en óvulo maduro. 

El ciclo comienza cuando el óvulo empieza a madurar, al tiempo que el revestimiento interno del útero, llamado endometrio, aumenta de espesor y se suaviza. 

Dicho proceso dura alrededor de 12 días. Entre el noveno y decimocuarto días contados a partir del primer día de la menstruación anterior, el óvulo ya maduro es expulsado y viaja a través de las trompas de Falopio rumbo al útero, lo que demora entre siete y 14 días. Durante este periodo la mujer es fértil, o sea que puede quedar embarazada. De no producirse la fecundación antes de 48 horas, el óvulo muere. Cuando es expulsado del ovario provoca una cicatriz pequeña llamada cuerpo amarillo. 

De las células de dicha cicatriz se produce la hormona llamada progesterona, la que provoca el engrosamiento de las paredes del útero para abrigar al óvulo si llega a fertilizarse, y les darán alimento hasta que se desarrolle la placenta. Cada mes, la progesterona realiza en el útero toda esta preparación para una posible gestación. Si el óvulo no es fecundado, al cabo de diez días, la producción de progesterona y estrógeno disminuye. Esta disminución sirve como aviso para que el útero elimine toda la capa preparada para abrigar al óvulo fertilizado. 

Esa expulsión produce lo que se denomina menstruación. Cuando la misma finaliza, se reanuda el ciclo. En cambio, si el óvulo llega a ser fertilizado, continúa la secreción de progesterona y las paredes del útero permanecen sin cambio hasta el término del embarazo, periodo en el que no se producen menstruaciones.