Lenia
Batres Guadarrama
En
estos últimos días, afortunadamente, estamos muchos pensando y otros tantos
escribiendo sobre la suerte de Morena.
Nuestro
movimiento-organización sigue gestando su consolidación. Y muchos aprovechan para
proponer formas de organización y otros para manifestar sus temores de
repetición de viejos vicios.
Por
mi parte, he comentado, en mi renuncia al PRD, el gran mérito que observo en
Morena, como una organización inédita surgida desde abajo, mediante la
invitación en cada rincón del país, con una línea política clara y uniforme y
un liderazgo eficiente.
Y en
este espacio me he pronunciado también por que Morena se convierta en un
partido político sin dejar de ser un movimiento social.
Ahora
quisiera compartir algunos de los riesgos que muchos han externado, que no es
más que lo que ha sucedido ya en otras organizaciones o partidos, y hacer
algunas propuestas para prevenirlos.
Se
trata de los retos mismos de Morena: seguir conjuntando esfuerzos con quienes
se identifican con la izquierda, evitar su división interna, tomar decisiones
democráticamente, prevenir y eliminar formas de corrupción, y mantenerse
siempre entre la gente.
1.
Fractura de la izquierda.
Creo
que la izquierda debe permitirse crecer en sus distintas vertientes sin
aprisionar ninguna de sus formas como lo venía haciendo y posibilitando la
frescura que ha traído Morena, por ejemplo. Sin embargo, no deja de ser
recomendable que los partidos que se reivindican de izquierda, en la medida de
lo posible, sigan manteniendo alianzas políticas en general, sobre determinadas
causas y electorales. Obviamente, con Morena participando en elecciones (si así
deciden sus congresos), dichas alianzas se podrán concretar con mayor
certidumbre e intervención cierta de cada fuerza.
Asimismo,
es importante, que el conjunto de organizaciones de la sociedad que reivindican
casusas populares y democráticas o luchan por la igualdad social, también
mantengan la unidad en luchas comunes.
Pero,
más allá del actuar conjunto con la sociedad organizada, la más importante
alianza que debe buscar Morena es la gente. Y para tendrá que inventarse
mecanismos que mantengan a sus activistas en contacto con los vecinos, hombres,
mujeres, jóvenes, trabajadores y ciudadanos en general que coinciden en la necesidad
de búsqueda del bienestar social.
2.
Fractura interna mediante la formación de corrientes.
Morena,
a diferencia de otras organizaciones, no se está conformando por grupos, a los
que se asigna una cuota de poder en función del número de afiliados o fuerza
que logra demostrar. Por el contrario. Se está creando con la afiliación
individual ciudadana. Es un primer elemento importante que puede ayudar a
evitar la formación de corrientes.
Pero,
para evitarlas, es importante que logre generar una dinámica permanente de
trabajo. Y de reconocimiento por ese trabajo. Una estructura en la que la
ocupación de cargos de dirección se deriven directamente del trabajo realizado.
La
falta de reconocimiento del trabajo genera desilusión y alejamiento de quienes
lo hacen y facilita el paso al oportunismo.
También
será importante analizar si es necesario permitir la formación de tareas
profesionalizadas, es decir, con pago, y sea éste el estímulo para la ocupación
de cargos y por lo tanto un elemento de discordia. Desde mi punto de vista no
es necesaria esa profesionalización.
Finalmente,
tendría que procurarse una estructura unitaria que funcione por objetivos
comunes y dirija sus preocupaciones hacia afuera, para impedir las disputas
ociosas lo más posible.
3.
Toma de decisiones no democráticas
Debe
pensarse mucho en qué mecanismos de toma de decisiones y selección de candidatos
tanto a puestos de dirección como a cargos de elección popular democráticos se
deben adoptar, que garanticen pluralidad, inclusión y transparencia.
La
forma más fácil de garantizarla es que la toma de decisiones a través de
representantes que verdaderamente representen a los afiliados en el territorio
más pequeño. Si ese método, que es el que se está adoptando para la
organización de los congresos de Morena lograra mantenerse, podríamos
pronosticarle desde ya una larga y estable vida democrática.
4. Corrupción
de la dirigencia.
En
cualquier organización siempre es un riesgo el oportunismo y el extravío de las
causas. ¿Cómo blindar Morena de la posibilidad de corrupción?
Primero,
con una fuerte formación ética-política de dirigentes y cuadros. Segundo,
eliminando estímulos económicos para ingresar y permanecer en Morena. Y
tercero, evitando que ocupar cargos de elección popular tenga mayor
trascendencia económica personal para quien ocupe el cargo que política. Es
decir, que el salario que vaya a ganar sea mucho mayor que el que devengaba
fuera de dicha representación. Por ello, será indispensable la vigilancia para
que cualquier cargo ejecutivo a nombre de un representante de Morena, no gane
salarios fuera del promedio del mexicano y, si son cargos legislativos o que no
se pueden bajar, que el titular done la mitad a la estructura territorial que
ganó la elección: distrital, municipal, estatal, nacional, para que esos
recursos ayuden a multiplicar el trabajo político y no sirvan para de ascenso social
para líderes políticos.
Paralelamente,
tendría que contarse con mecanismos sumarísimos y desvinculación de quien los
dicten, para la ejecución de sanciones a quien cometa faltas contra la
sociedad, empezando por actos de corrupción.
5.
Alejamiento de los dirigentes de las causas o de la gente.
Primero,
debe cuidarse el programa, para que siempre privilegie las principales
preocupaciones sociales. Y creo que ese programa debe ser de rígido
cumplimiento. Quien lo traicione también debe ser rápidamente sancionado.
Segundo,
si se logra mantener una dinámica de trabajo no oportunista, ésta misma va a
depurar a los dirigentes.
En Revista EMET, 22 de septiembre de 2012.