Intervención para presentar una proposición con punto de acuerdo para la reanudación del diálogo en la UNAM



Presentación de proposición con punto de acuerdo para hacer un llamado a la comunidad y autoridades universitarias para que se reanude el diálogo en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Cámara de Diputados, 18 de abril de 2000.

Compañeras y compañeros legisladores: 

Pasado mañana se cumple un año de que estallara la huelga estudiantil en la Universidad Nacional Autónoma de México, pero más de un año es lo que se puede contar de torpezas gubernamentales con relación a nuestra máxima casa de estudios.

Primero, para ocasionar el propio conflicto. El 8 de febrero del año pasado, el ex rector Francisco Barnés decidió hacer caso omiso de los conflictos anteriores que había ocasionado la propuesta de aumentar las cuotas en los servicios educativos que se brindan a los estudiantes, a pesar que él mismo vivió esos conflictos.

Omitió la experiencia de la huelga de 1987 y de los paros de 1992 y 1995 ocasionados por la misma necedad de querer acceder a un proyecto discriminatorio en la impartición de la educación media superior y superior que brinda la UNAM.

Y ahora podemos pensar que a costa de lo que fuera necesario se lanzaron a emprender ese que ha sido no el proyecto de los universitarios con facultad autónoma para decidir sobre la vida interna de la institución, sino el proyecto educativo del Gobierno Federal, que está convencido que impartir educación superior a amplios sectores de la población es un desperdicio del erario de la nación.

Apenas un mes llevó al consejo universitario aprobar la propuesta del rector, obviamente estalló el conflicto. Las autoridades de la institución no dejaron de hablar de voluntad de diálogo, pero ésta nunca se mostró en los hechos.

El rector Francisco Barnés no pudo, no quiso sentarse con la parte en conflicto. Por eso, el 26 de octubre del año pasado diputados del PRD y del PT consideramos que el funcionario se había convertido en el mayor obstáculo para el diálogo en la UNAM y le recomendamos que renunciara.

No faltó quien se desgarrara la vestidura para condenarnos absurdamente de violar la autonomía universitaria. Diputados del PRI y el PAN corrieron a pedir disculpas en nuestro nombre. Pero apenas 15 días después el propio Francisco Barnés nos dio la razón y renunció a la rectoría.

Y desde el mismo Gobierno Federal llegó el reemplazo para dirigir a la autónoma universidad más importante del país.

Nadie acusó, por cierto, violación alguna a esa autonomía. Si los diputados opinamos respecto de la situación del rector, es violación; si el Presidente decide al nuevo rector, eso es normal, aunque la autonomía se haya instaurado precisamente como una autonomía del poder gubernamental. Paradojas de la historia.

Se tuvo que cambiar al rector para que después de siete meses de estallada la huelga por primera vez se sentaran las autoridades y los representantes del CGH para intentar llegar a un acuerdo. Pero se volvió a errar. En vez de suscribir acuerdos con la parte en conflicto, el rector decidió someter al Consejo Universitario, el mismo órgano que había aprobado las cuotas, una propuesta que supuestamente resolvería el conflicto y se apoyó en un plebiscito.

Advertimos, ese mismo 20 de enero, que con el propio plebiscito se podría cerrar el diálogo con los estudiantes y así fue. Aunque el rector no sometió a consulta el uso de la fuerza pública, abusó de la confianza que le dio la comunidad universitaria para mantener su propuesta y el 1o. de febrero pasado pidió la intervención de la Policía Federal Preventiva, por primera vez.

Paradójicamente, junto con la detención de 248 paristas y la solicitud de orden de aprehensión de otros 430, el rector citó al CGH al diálogo. Continuó en pláticas el 4 de febrero y con los estudiantes acordó continuar el diálogo el lunes 7 siguiente.

Pero el domingo 6 entró la policía en plenitud a la máxima casa de estudios y detuvo a más de 700 estudiantes, a solicitud del propio rector.

Esa ha sido la constante del llamado al diálogo de la autoridad universitaria: hacer lo posible por evitarlo; ofrecer una mano y golpear con la otra; traicionar a la palabra. Cuántas veces no escuchamos a los distintos representantes del rector y al rector mismo hablar de diálogo, ofrecer que no sancionaría a ningún estudiante, que no se daría cauce a las denuncias presentadas. Han pasado más de 1 mil estudiantes por el reclusorio norte, han sido objeto del más discrecional ejercicio de la impartición de justicia, acusados por los mismos hechos les fueron imputados delitos graves y retirados los cargos conforme políticamente lo consideró la autoridad universitaria y el Ministerio Público y cuanto éstos se retiraran los mantuvieron en prisión por considerarlos peligrosos para la sociedad.

¡En el colmo del abuso, los acusaron de robo de cientos de computadoras; el mayor, cometido en la Preparatoria Tres! 

Sin embargo, en su declaración el director del plantel manifestó que las computadoras se encontraban guardadas y por eso habían creído que los estudiantes en huelga las habían robado. Todavía queda una decena de estudiantes en la cárcel, justamente los dirigentes del movimiento, ¡y la autoridad se atreve a llamar a los estudiantes a dialogar, otra vez, con una mano en la mesa y la otra atrás lista para asestar cualquier golpe.

A lo largo del movimiento estudiantil han habido ciertamente provocaciones, agresiones, agravios, serios agravios; pero no hay nada, una sola acción dirigida a lograr acuerdos con la parte en conflicto, como si no fuera parte de la comunidad, como si su residencia no tuviera...

La Vicepresidenta:

Señora diputada: le recuerdo que ha concluido su tiempo. Le pido concluya su proposición.

La diputada Lenia Batres Guadarrama:

Como si el ser estudiante con una opinión respecto del futuro de la educación no fuera suficiente para ser sometida a acuerdo alguno.

Se dejó fuera a los estudiantes paristas de la comisión que organizara el congreso universitario, que se pretende democrático, paradójicamente el congreso, que se supone resolverá de fondo los puntos en conflicto al interior de la comunidad universitaria.

Se dejó fuera a los estudiantes paristas de las decisiones coyunturales en tanto se realiza ese congreso.

Se les mandó a la cárcel. Se mantienen órdenes de aprehensión vigentes y ahora se amenaza con expulsarlos de la propia Universidad.

Esa ha sido la respuesta de las autoridades universitarias: aniquilar al contrincante. ¿Qué le puede esperar a esta sociedad...

La Vicepresidenta:

Señora diputada: le pido atentamente haga su proposición.

La diputada Lenia Batres Guadarrama:

Estoy concluyendo, señora Presidenta.

La Vicepresidenta:

Tenemos un acuerdo parlamentario, no se deben pasar las proposiciones de cinco minutos de la conferencia. Le pido atentamente concluya.

La diputada Lenia Batres Guadarrama:

¿Qué le puede esperar a la sociedad cuyas autoridades no son capaces de procesar conflictos políticos? ¿Qué nos espera si se puede tratar como delincuentes a estudiantes que han decidido disentir con las medidas impuestas por la autoridad y ahora se ha instaurado una especie de estado policiaco al interior de la máxima casa de estudios, para sorpresa de quienes insisten en que la UNAM no es un Estado dentro de otro? ¡Ahí se está viviendo ya en estado de sitio!

Compañeras y compañeros: lo único que yo quiero proponer a esta Cámara de Diputados, para que se turne a la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales, en resumen es hacer un verdadero esfuerzo, por primera vez, para que podamos nosotros, como representantes de la sociedad, incidir en que se logre un acuerdo y por esa única vía, por la vía del diálogo, pueda resolverse el conflicto de la UNAM comenzando con sacar a la Policía Federal Preventiva de las instalaciones, que son de la sociedad y de la comunidad universitaria.

Gracias.